sábado, 30 de mayo de 2009

Y las hojas siguen cayendo

Me acuerdo de todo con exactitud, era un 23 de Diciembre, el invierno se retrasaba, el cielo amenazaba lluvia y tú gritabas. Me enseñaste las calles, los restaurantes, el cine, escuché las canciones que tu escuchabas, cuando cantabas. Mis esperanzas, mis deseos, los tuyos, tu música. Tú escuchaste la mia. Y...un día me besaste. El tiempo pasaba, el tiempo volaba, y todo parecía tan fácil, tan sencillo, tan libre, tan nuevo y tan único. Ibamos al cine, ibamos de compras. Reíamos, nos besábamos, el éxtasis de tu piel me excitaba, gritabamos. Caricias, carcajadas, suspiros, voces, viveza, explosión de sentidos, discos de The Distillers, y mis ojos fijos en los labios, en tu cara. Los dos estabamos cerca, tan cerca. Siempre tan cerca. El tiempo pasaba, el tiempo volaba. Cuerpos que se atraen. Fusión eléctrica de almas. No me sueltes. No te vayas. Bésame tonto. Susurro un te quiero.


Ese fue nuestro momento.



Gritaría a los cuatro vientos, a los cinco si hiciese falta, que hoy daba todo y un poquito más por encontrar, al despertar, tu cara en mi almohada.
Y esque no sé cómo decírtelo, te quiero tanto.




Prométeme que me sacarás una sonrisa... y que no te la llevarás contigo al marcharte










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